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Cada año hay 500.000 casos nuevos de ceguera en niños, lo que supone un caso por minuto.

Los niños ciegos de áreas pobres tienen cuatro veces más probabilidades de morir .

En el mundo viven hoy 50 millones de personas ciegas. Un número que puede ampliarse, según la Organización Mundial de la Salud, hasta los 180 millones de personas con deficiencia visual. Y si no se dedican recursos adicionales, para el año 2020 el número de casos puede doblarse.

Está demostrado que la prevalencia de la ceguera es mayor en las zonas más pobres del planeta que en las ricas. Los niños nacidos en países pobres tienen cuatro veces más probabilidades de ser ciegos que aquellos nacidos en países de renta alta.

Se estima que cada año hay 500.000 casos nuevos de ceguera en niños, lo que supone un caso por minuto. Las enfermedades que causan la ceguera son también causa de mortalidad infantil. No obstante, estas cifras no pueden abarcar toda la magnitud del problema ya que sólo consideran los niños que sobreviven. El 50 por ciento de los niños mueren a los dos años de quedarse ciegos.
Las patologías más comunes de la ceguera en los niños son las cataratas y desprendimientos de la córnea. El desprendimiento, la causa más importante e irreversible, es consecuencia de enfermedades como la deficiencia de la vitamina A, paperas, diarrea y desnutrición, todas ellas evitables.


Para los especialistas, lo ideal es que los niños tengan un chequeo con un oftalmólogo o un optometrista, antes de iniciar su etapa escolar. Una valoración temprana facilita corregir un problema visual.

Por lo que todo niño debe ser revisado desde que nace hasta los 15 años
El primer examen de rutina debe ser entre los 4 a 6 meses, este es para detectar problemas, porque la visión se desarrolla en el primer año de vida.

Según algunos especialistas el 50% de los niños ciegos, dejarían de ser ciegos si se trataran a tiempo.


El niño o niña con limitación visual no tiene una edad preestablecida para iniciar su rehabilitación, lo importante es saber que presenta, para saber encaminar los esfuerzos, ya sean estos quirúrgicos, de baja visión o educativos. Lo mejor es acercarse a un especialista en la parte visual y así poder determinar el paso a seguir, por un equipo médico compuesto por oftalmólogo, optómetra, terapeuta de baja visión, psicólogo u otro profesional requerido.